Los dormitorios prefabricados son una excelente opción para agrandar la casa propia de manera simple, rápida y económica. 

El metro cuadrado hoy en día está alrededor de los 330 dólares (seguramente irá cambiando a lo largo del tiempo y rápidamente quede desactualizado, por lo que solo tomarlo como referencia) y, si buscamos concretar un dormitorio de por ejemplo 8 metros cuadrados, probablemente tengamos entre 2500 y 3000 dólares para construirlo de manera prefabricada.

Esas son las cuentas a grosso modo, pero también existe la posibilidad de comprar los materiales y armar los dormitorios prefabricados uno mismo. 

Claro que es mucho más complicado el inmiscuirse en el proceso, porque hay que buscar presupuestos de los materiales, recorrer proveedores, evaluar, comparar, etc.

Todo un proceso que lleva un tiempo del que quizás no disponemos. 

Por otro lado, suponiendo que ya hemos realizado la tarea de comprar los materiales a la mejor relación precio y calidad que podíamos encontrar en el mercado, ahora queda la etapa de ponerse a construir el dormitorio prefabricado.

Y no es para nada un tema menor. 

Porque necesitamos ciertas habilidades y cierta idea para ir orientándonos en el proceso de armado. 

Claro que podemos ir armando de acuerdo a nuestro sentido común o a tutoriales, pero lo más probable es que terminemos haciendo algún desastre en algún lado. 

Por eso, aunque compremos los materiales, recomendamos contratar mano de obra para hacer los dormitorios prefabricados. 

De esa manera te asegurarás de que quedará bien y no tendrás que gastar más presupuesto en reparar errores que quizás cometas vos mismo construyendo. 

Entonces, comprando los materiales y contratando mano de obra especializada, vas a tener seguramente el combo más económico posible con la mayor calidad posible.

Eso sí, otro tip que te damos: Cuando averigues por materiales y hagas la comparativa entre los diferentes proveedores, también está bueno estar asesorado acerca de qué es lo que tenes que conocer y mirar de los materiales para saber si están a buen precio o no.

Normalmente es un familiar dispuesto el que puede ayudarnos o un amigo con experiencia. 

Si no contamos con ninguna de las dos cosas, otra opción es pagarle a un experto para que nos asesore y luego con sus consejos nosotros mismos seguimos el proceso de averiguación y compra.